25 abr 2010

Vestigio Capitulo 13

Holas gente tanto tiempo :3 mil disuclpas por desaparecer! Dx! hoy hay buena actu ^^ espero disfruten. Bueno,con respecto al fic, este es el ultimo capitulo que escribi de vestigio, comparandolo con el primero hay mucha diferencia asi que he decidido hacer una re-edicion de vestigio mucho mas loable y bien escrita, para ello me tomare mi tiempo asi que el proximo cap tardara un poquito ^-^





Titulo: Vestigio "El Arte de Amar"
Autora: Mirai
Formato: Serial
Pareja: YunJae/Yoosu/Jaemin/Muchas Otras
Reiting: NC-17
Genero: Yaoi, romance, drama…
Resumen: ¿Cuánto tiempo has estado guardando este dolor dentro de ti?
¿Cuánto tiempo has estado escondiendo esa tristeza
En tus ojos mientras sonreías?
Si ahora abrasamos el milagro de nuestro encuentro
y nos miramos a los ojos el uno al otro
Podemos hacernos más fuertes.
Si esto no es lo que llaman amor…
Entonces…¿que es el amor?




VESTIGIO “El Arte de Amar” Capitulo 13





~~O*O~~



Frío… Calor… Sabor… Dolor… Confusión… Allí se encontraba en ese campo de guerra. El cielo pálido y oscuro de a momentos, esas nubes con tintes rojizos que advertían lo peor y su voz no saliendo. Tocó su frente apartando el sudor de ella y tratando de que a su boca llegaran las palabras, las súplicas… No podía y quería gritar…

Como al principio, todo era confusión y no sabía como llegó a ese espectral cuadro definido como paisaje, sabe quien en donde y completamente solo. Las peguntas acudieron a su mente, ¿Dónde estaba?... Desierto, todo permanecía completamente desierto y el temor comenzó de una vez a acomplejarlo apagando sus parpados que suplicaban derramar la pequeña gota que originó ese dolor… Esa soledad.

Sus débiles piernas lo encaminaron hacia donde no tenía idea, admirando con miedo esos árboles sin hojas, las flores marchitas de lo que según él, alguna vez había sido un vivaz bosque, delineando con sus ojos esas tierras secas por las cuales caminaba, resquebrajadas y deshidratadas.

Estaba aterrado…

Y quería llorar sin embargo no lo hacía gracias a su consciencia debido a la sensación de que allí algo andaba mal, no encajaba, que todo aquello que captaban sus sentidos y lo espantaba no era mas que una farsa. Apretó sus puños con rudeza y siguió el camino, debía de haber una salida y él la encontraría; fue entonces cuando una melodía se inmiscuyó en su audición llamando al instante su atención. Sonaba fuerte y claro, sentía que debía seguir el rastro hasta esa voz que se le hacia tan conocida y hasta adorada, es decir, no podía describirlo con certeza no obstante comenzó a seguir la señal.

Un tarareo, una melodía que podía compararse con la de los Ángeles, dulce… cálida y hasta pudo jurar que la conocía. Los pensamientos comieron el momento y comenzó a desesperarse a medida que sus pies se arrastraban sobre el desértico y abandonado suelo, justo como él se sentía. Seguía esa voz pero aún de su propia garganta no surgía nada, quería llamarle y preguntarle por qué sentía tan propio ese sonido, tan suyo y anhelado como si fuera el centro de su mundo, aunque no podía…

Simplemente no podía hablar…

Unas ramas secas obstruyeron su paso y trató de apartarlas encontrándose al instante con un lugar muy diferente al que anteriormente había recorrido. Aquí había vegetación, insectos, flores y hasta un manantial nacido del arroyo goteante que le pareció hermosamente perfecto y allí esa voz seguía retumbando en sus oídos, con mayor intensidad. Las nubes se apartaron y un rayo de luz alumbró un punto exacto en aquel paraíso, fijó la vista y sintió como de repente la voz se apagaba, encontrándose ahora despistado y mas confundido aún.

Lo vio, allí estaba el ser portador de la inigualable voz, quién le pareció irrefutablemente mas celestial incluso, soñado, perfecto, aunque lo haya visto de espaldas. Sus lentos y diminutos pasos quisieron acercarse a él, entrar al manantial y poderle preguntar el nombre, tal vez disfrutar siquiera unos segundos mas con ese canto… Con esa voz que estremeció sus sentidos. Sin embargo vio como este se volteaba en cámara lenta, como temiendo romperse y resquebrajar en destellos la suave corteza de su piel; permitiéndole contemplar la tibieza, hermosura y perfección de aquella persona que conocía y era dueña de su corazón desde hacía mucho tiempo, desde incontables años…

Quiso tartamudear algunas palabras mas esto jamás llegó, sus cuerdas vocales se esfumaron sin dejar rastro, abandonándole, rogándole una fría incomunicación y dejándolo hasta desprotegido. Vio como ese cuerpo salía del agua como un cristal con su sonrisa verdadera curvada en sus pétalos de rosa que tomaban el nombre de labios de caramelo, de fruta, de incontables cosas que moría por probar… Matándole y reviviéndole en el mismo fragmento de tiempo, creando un áspero y asfixiante dolor en su pecho. Millones de gotas resbalaron confundiéndose con el resto de agua, sus pies haciendo contacto con el verde pasto que se humedecía con tibieza y despreocupadamente empezó a caminar hacia él que no podía hacer otra cosa que admirarlo minuciosamente y amarlo aun mas, pero eso realmente era imposible, nadie le amaba como él, aunque… Todavía no lograba explicarse así mismo todo eso que sucedía allí.

Quedaron frente a frente, esos azabaches hilillos de cabello caían sensualmente sobre su rostro, pegándose a su humedad, lanzándose precipitado sobre sus brazos cuando estuvieran lo suficientemente cerca para sentir ese calor necesario que el cuerpo del otro despedía, trasmitiéndole su amor. Sorprendido ante todo se dejó rodear por la cintura con esas blancas manos, admirando como las gotas de su piel desaparecían lentamente con los rayos del sol…

No pudo contenerse así que lo recibió entre sus brazos cobijándolo como solo él tenia derecho a hacerlo, acariciando con sus pulgares toda la longitud de la espalda, sintiéndose débil al comprobar los terribles efectos que el desnudo ser tenía sobre él. Aspiró el aroma sobre sus mejillas para bajar hacia la piel de su cuello y dejar un casto beso sobre él. Era observado enternecidamente por el de negros cabellos a medida que acercaba su rostro, entreabriendo los labios, cerrando los ojos y apresando su labio inferior para lamerlo con delicadeza absoluta. El calor aumentó con esas minúsculas mordidas en dicha parte tan sensible, juntado sus pieles en una caricia inigualable.

Fundieron sus labios sedientos, respirando profundamente entre las sensaciones experimentadas que le provocaba ese ser frente de ellos que le entregaba el cielo… Por cierto… ¿Ese no era el mismísimo cielo?... Sacó su lengua y con ella acarició la ajena haciéndole estremecer sobre su cuerpo con tan simple contacto…

El calido aliento bebió, se alimentó con él a medida que la lengua del joven de penetrante mirada acariciaba la suya sensualmente sin apuros, degustándolo con premura y entregándole muchas cosas en esa caricia, entregando su corazón. Con el reverso de sus lánguidos dedos recorrió la suave y bondadosa piel compensando de alguna manera los movimientos de la susodicha dentro de su boca, palpando toda la longitud y subiendo nuevamente cuando sus dedos llegaban al fin de camino, a esa línea imaginaria que separaba la armonía del pecado que ese bien formado y llameante trasero provocaba. El encuentro no terminaba, se extendía por los largos minutos que se convertían en únicos e insuperables, los que los enterraban sin duda en el mas fiel de los delirios que imploraba por surgir como llama incesante, como aquel deseo resguardado queriendo quemar sus cuerpos como braza y derretir sus pieles en una candente danza sin fin…

Y sin pensarlo abrió sus parpados encontrándose con cataratas que nublaban su vista, admirando de a poco los movimientos de la persona frente a él que gemía silenciosa y le regalaba la mas erótica de las escenas; una incomodidad se acomplejó en su palpitante pecho al no poder gemir como él, porque quería hacerlo, necesitaba decirle cuanto antes eso que ya el otro sabe, imploraba por que de sus labios salieran aquellos sonidos que le demostraran al otro lo enamorado que estaba, esos sonidos que su amado despedía como consecuencia de la excitación que los embargaba, notando recién como sus rojizos pétalos de rosa se acercaban a su oído para musitar palabras sucias que surgidas de esa flor no precian mas que dulces intencionalidades calentando todo en él, propagando el incendio que seguramente, no dejaría ni cenizas…

Y como por arte de magia pudo sentir unos húmedos besos dejados en su cuello, esperando paciente a que las manos del ojinegro bajaran más y le regalasen un momento inolvidable, instándolo a perder la cordura con ligereza, más de la que hubiera deseado. No hizo otra cosa que disolver sus labios en un candente beso cuando los suaves dedos tocaron su vientre sugestivamente y tenían la intención de bajar aun mas, comprobando esto ultimo cuando dos traviesos dedos acariciaron con predicción y anhelo el bello naciente de su parte mas intima, escuchando un gemido de su parte cuando por impresión y lujuria mordió el labio del joven que le estaba matando con lentitud, instándole a desear desaparecer aun mas al ver como la fina y roja lengua lamía los restos de sangre de sus propios labios.

Maldijo interiormente y al instante regresó a sus labios buscando por milésima vez fundir sus respiraciones e hidratarse con su aliento. Y pensó tocar la gloria a medida que los dedos masajeaban la piel de su sexo, cuando parecía que con un solo movimiento más de esa experta mano se correría sin dar tiempo a disfrutar; ese era el grado de excitación que ocasionó el joven de oscuros ojos y felina mirada. Atrapó entre sus brazos al frágil cuerpo desnudo palpando la afiebrada piel, muriendo cuando su mano libre le obligó en un desesperado gesto a posar las suyas sobre su trasero, rogándole ser acariciado, suplicando algo mas de contacto que era necesario con urgencia ya que él también moría lentamente en la nube de descabellada locura.

- Tócame… - imploró mirándole con dilatadas orbes que parecían querer llorar… Y Dios! Si que quería llorar! De emoción. De alegría. De amor. Todo como consecuencia de las sensaciones que él le originaba.

-……………-

Demonios! Sus malditas palabras no salían.

No quiso pensar y aun sin poder contestar apresó los labios de ese ángel sumiéndolos en otra profunda caricia que desbordó sus emociones, apresándole con fuerza los glúteos y estrujando el blanco cuerpo entre sus brazos, sintiendo el fuego crecer mientras esa mano se movía muy rápido sobre su erección, masturbándole con frenesí y destilando mas sensualidad al ambiente que pulverizaba cada átomo que les rodeara.

- ahhh, mnhhh… Te amo… - escuchó palabras entre gemidos sintiéndose satisfecho al contemplar la viva expresión de deseo en ese rostro, en esa persona que esperaba una respuesta que él no podía darle, que aunque moría por gritar a los cuatro vientos que le ama con enfermedad, no puede. Porque su voz sigue apagada, se extinguió esclavizando su privilegio al amarle de tal manera.

Trató de besarle otra vez, repartiendo lamidas sobre sus labios pero ese rostro se alejó estrepitosamente unos centímetros, observándole aterrorizado y deteniendo todas sus acciones. Estaba herido…

- No…No me dirás nada?... Tu… - gimoteó por lo bajo con tristeza, medio pidiendo medio suplicando, pero él, sin embargo, permaneció inmóvil implorando a cualquier Dios existente que su voz regresara, el poder susurrar un simple “Te Amo” verdadero y eliminar ese sentimiento que le comía de la peor forma.

No obstante… Nada surgió. Nadie concedió su petición y ese dulce paraíso se convertía ligeramente en la más cruda de las pesadillas. Quiso abrazarle, transmitirle lo que su corazón guarda pero una diminuta lágrima lo paralizó, fulminó todo su conocido existencial, cortó su respiración, le mató con ferocidad porque ya nada le supo tan dulce y delicado…

- No…No me amas? … Tu no me amas?... – balbuceó gimoteante inútilmente al no obtener las escasas palabras del joven frente suyo. Sollozó queriendo desaparecer al comprobar que no le amaba, que aquél al que le entregó todo no podía siquiera devolverle ese “Te Amo” que él hace momentos dijera con tanto amor y sentimientos refulgentes, que surgió tan natural como el aire que respira y por sobre todas las cosas mínimamente el que esperaba como una respuesta confiable y hermosa, esa que pensaba verdadera y resultó engañosa.

Como todo lo que allí sucedía…

Y solo pudo asustarse terriblemente al tocarle las mejillas secándole las lágrimas y observando la ausencia en sus pupilas, con su negra cabellera aun brillante que perseguía las ondas del viento, gimoteando dolido por su causa, cayendo en una depresión momentánea… Diablos! Qué miserable se sentía, tan sucio y malvado que ni sus propias lagrimas fueron detenidas. Porque allí… En ese silencio descomunal y atormentador, él lloró sus penas junto a las de su amor.

No pudiendo reconfortarle…

No pudiendo detener las furtivas gotas que aumentaban su angustia…

Que denigraban su confianza…

No pudiendo gimotear un simple “Te Amo” que acabaría con la agonía de ambos…

Permaneció observando callado como unos cortos e inestables pasos lo alejaban de él, admirando ese cuerpo mecerse sobre los lentos movimientos, con la expresión quebrada, sombría y las lágrimas incesantes, con la piel aun mas pálida, con el corazón en pedazos… Notando como de un momento a otro el cielo oscurecía comenzando a llorar, mojando todo lo existente para su vista y acallándole los espasmos, enfriando su cuerpo… Quitándole el único aliento que contenían sus pulmones ya sin fuerzas.

Quería acercarse mientras entre gota y gota el pelinegro trataba de cubrir su desnudez con el blanco y fino (transparente por la lluvia) enterizo que se moldeó a sus curvas, pero… De inmediato quedó paralizado…

Miles de sensaciones le embargaron y pudo jurar que su estómago se deshaceria, tanto así que tambaleó sobre los charcos bajo sus pies notando su alrededor dar vueltas al vislumbrar otro cuerpo junto al de su ángel…

Afinó la vista no queriendo creer en ello, solo que al mirarlo se maldijo aun mas.

Quien demonios era ese sujeto! Apareció de una pesada oscuridad para inmediatamente rodear con sus brazos la frágil anatomía del de negros ojos que no hacía más que llorar desconsolado y accedió al contacto, ocultando las tristes lagrimas en el pecho del recién llegado. Quiso correr y apartarle, golpearlo sin descanso por atreverse a tocar lo que es suyo, por pensar si quiera en consolarle cuando solo él tiene derechos de hacerlo, pero no podía…

Ahora además estaba inmovilizado...

¿Qué sensación? ¿Qué sentimiento era ese? Dolor. Tristeza. Traición. Y sería mas completo decir que todos esos males lo acomplejaron en el momento de ver a ese sujeto acercarse a su sueño en persona, al ser portador de la luz de sus ojos, el que fue, y sería su paraíso, aquel que en esos mementos sollozaba en los brazos de alguien mas y no en los suyos, ese que se rehusaba a mirarle con el amor del principio.

Y tembló…

Todo su cuerpo tembló ante la visión entumeciéndose, no moviéndose ni un centímetro y doliéndole cada hueso, ocasionando algo nunca vivido que se llevaba algunos suspiros que ni siquiera podían ser escuchados por esa persona. Pero intentó, intentó una vez mas gritar o mover sus piernas para alcanzar una suplica y llegar hasta él sin embargo un asqueroso dolor le recorrió las entrañas paralizándolo mas, cayendo esta vez al suelo de rodillas sin poder erguir su cuerpo o caminar hacia su vida, hacia el amor de su vida.

Necesitaba recuperarse, quería que todo acabara porque aun siendo algo cruel no podía dejar de ver la escena… Recorrer con sus pupilas templadas esos asquerosos dedos del joven que se atrevió a tocar su tesoro, y… Ese rostro… Esa mirada. Él le conocía, sabia que le había visto en el pasado.

El le conoce…

Larga y delgada anatomía ejemplarmente dotada con una masculinidad semejante a la suya, sonrisa un tanto sarcástica y burlona que solo le dio coraje infinito. Mirada penetrante que no perdía de vista las lagrimas del de azabaches cabellos y le pedían, le deseaban. Algo que él conocía. Ese joven estaba enamorado de lo que el pertenecía desde siempre. Ese ser con hilos castaños pegándose a su perfil deseaba con toda sus fuerzas arrebatarle lo que tanto aprecia.

Y… Él le conoce! Quien demonios es!…

No lo supo, no lo recordó si quiera no obstante estaba seguro de haberle visto, quizá en otra vida pero le conoce, y tubo mas que claras sus intenciones.

El le destruiría su vida…

Lo supo en el segundo en el que sus pulgares levantaron el perfil del sollozante individuo y posaron los labios sobre los suyos robándole un beso que a él le quitó el alma. Le rompió la ilusión en miles de pedazos.

Simplemente no podía ser cierta esa mirada. Esos ojos observándole desde la distancia sin preocuparse por él, aumentando la llama en sus pupilas que distinguió como tristeza mezclada con ira y muchas cosas mas, desafiándole mientras toma entre sus manos la del castaño y le mira a los ojos con…

Con angustia… ¿Con amor?

Dios! Si algún Dios le aprecia que le quite de ahí, eso no podía ser cierto… Eso no estaba pasando porque era imposible.

El le ama! Le ama más que a nada…

Y ya no pudo más. Tan solo se dejó caer desplomándose fácilmente cuando unas palabras llegaron a sus oídos imitando una brisa.

“Te Odio”

Ya no mas… Se transportó en su autismo mientras la figura de dos personas se alejaba a medida que la lluvia le ahogaba y todo su ser se refugiaba en la inconciencia.

Él había muerto. Le habían matado…





~~O*O~~







De repente todo se nubló en un santiamén y sus ojos aun llorando se abrieron con el estruendo de un rayo que le aturdió desprevenidamente para colisionar sus emociones de una manera sobrenatural. Sentía como sus lágrimas galopaban sus mejillas acariciándole el cuello, llegar sobre su pecho y perderse quien sabe donde, originándosele así más confusión al tocar su rostro y comprobar el latir de su corazón; así como su respirar desbocado. Trató de tranquilizarse y razonar por mas loco que sonase lo que había sucedido encontrándose inmediatamente con un leve cosquilleo originado por el frío en su cuerpo, el que por cierto… No llevaba tela sobre él.

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Y lo supo…Fue en ese instante cuando su mirada rodó desmesuradamente por toda la habitación, que aún parcialmente oscura, era iluminada por la inmensa luna sobresaliente del exterior que le mostró la realidad. Aquello que todavía no podía creer y sospechaba.

<>

Las sabanas enredaban sus pies así como la voluptuosa colcha le cubría hasta sus caderas, no tan arriba, permitiendo observar al expectante algo increíble y sin comparación. Mantenía una posición estrechamente incomoda no obstante su rostro admitía otras sensaciones, esas muecas con calidad lo demostraban. Su figura hundía su lado del colchón y debocaba armoniosamente centrándose, aun en la inconciencia del sueño, a respirar tranquilamente dilatando el aire de la atmósfera que al joven a su lado le faltaba quedamente. Sus finas hebras azabaches desparramadas por la extensión, tapándole solo un poco el rostro; la blanca piel iluminada; y una mancha sobre la tela que mostraba aquel temerario y a la vez increíble sentimiento.

Pensó morir al verlo, o quizás su respiración fue la que murió, ya que en verdad la luz de luna le embellecía plenamente y viéndole así, más que nunca su pecho quería estallar o padecer mientras lo hace. Era indescriptible el momento, tanto su confusión como esperanza se entremezclaron y… la culpa.

¿Qué fue todo aquello?

Ellos… ¿Hicieron el amor? ¿Tuvieron sexo? ¿Fue verdad que sus fantasías palparon la realidad? ¿Jaejoong le ama?

Dios.Dios.Dios.Dios.Dios.Dios.Dios.Dios.Dios.

Maldita sea todo!! Eso… eso si que no lo esperaba.

Jamás se hubiera visto venir algo tan sobresaltado y sin explicaciones, ya que aun sin saberlo en cuestión de horas la personalidad de Jaejoong cambió bruscamente y llorando… llorando con horror le dijo que le ama. Él le besó como jamás nadie lo hizo, él le tocó lugares donde todavía nadie lo había hecho, todo… todo aquello sucedió sin ser esperado por él que ya había perdido las fuerzas necesarias para manejarlo.

Y qué equivocado estaba…

Se sintió tan vulnerable en ese momento que quiso correr. Correr lejos a un lugar donde tanto la culpa como la confusión no existieran. Allí donde nada tiene consecuencias y los remordimientos no aparecen.

Un lugar sin existencia ni mérito.

Pero sin embargo, se controló, trató como pudo de conciliar algo de razón y atreverse a mirarle, aun dormido… mirarle el cuerpo lastimado; observar aquellas sabanas rojas bajo su cuerpo y escuchar sonidos provenir de él aun inconciente Jaejoong que parecía adolorido. Y le dolía profundamente saberse causante de esos malestares que quizá, no fueron realmente deseados.

Y… ¿Qué si así fuera?

Que pasaría si todo aquello no debía suceder y al despertar Jaejoong le odia… no lo soportaría, pero… como enfrentar esa clase de situación tan delicada como un tieso cristal a punto de romperse, admitir frente a él que le desea desde siempre. Decir aunque cueste que de niños nadie se acercaba a él por su entera culpa, por sus celos enfermizos de aceptar a otro individuo cerca de su Joongie, de su adorado e intocable amigo. Que ilógico! Se asustaría? En verdad temería saber todo aquello? Saber que tanto sus pensamientos como su vida le pertenecen, que incluso en la intimidad con aquellas escasas mujeres solo su rostro permanecía gravado entre las pálidas sabanas y que aquellos orgasmos jamás fueron gozosos… sino solo otro pedazo de lagrima que se unía al resto para llorar la desdicha de no tenerle luego entre sus brazos como anhelaba.

Porque tanto su pasado como su presente son solo la sombra de Jaejoong.

Llevó de inmediato las manos hacia su cabeza apresando el delirio para no estallar; apresando las lagrimas para no llorar. ¿Y que si lo hacia? No estaba bien derramar su llanto por aquel quien ama? Sufrir como nadie al saber que por fin, luego de siglos, el le tiene en su piel? Enterrado en cada poro de sudor, en ese aliento que inconciente le llama, y hambriento le entierra en la desolación. Porque allí se encuentra, temblando como cachorro desprotegido clamando piedad a esas emociones que le hunden sin compasión soportando las llanuras dimensiónales que nublan sus ojos, en la espera del alba… que por primera vez no quiere que llegue.

Porque realmente no quiere ver sus ojos…

Porque no quiere escuchar lo que teme…

Porque no quiere que ese sueño que le parece hermoso convierta su dulzor en amargura.

Porque tal vez un “Fue todo un error” le destruiría y no daría paso al vivir. Un latir de corazón que no funciona sin él. Sin Jaejoong.

Son esos momentos en los cuales una persona se pierde en la confusión y no sabe a donde disparar las ideas. Acorralado entre sombras que muestran espejismos y confunden aun más. Lo concreto sería aclarar todo allí, preguntar, responder, obligarle a admitir ello que se esconde, obligarle a amarle si su sentimiento hacia él es solo una poderosa amistad, obligarle a que le bese como hace rato y dejar que recorra su cuerpo. Sentir la tibieza infinita de invadirle el interior enormemente estrecho como acogedor y repetir su nombre tantas veces hasta caer en la insensatez.

Todo eso y mas, sin embargo nada de aquello estaba en sus planes, lo que necesitaba era escapar, solo correr, alejare, buscar refugio en el silencio de la soledad.

Apartó las sabanas observando sus cuerpos desnudos sintiendo las lagrimas acoplarse al mover unos finos cabellos del rostro de Jaejoong. Lentamente sus pulgares empezaron a deslizarse sobre las mejillas… subiendo, bajando, contorneándole labios y ojos, absolutamente cada gramo de piel. Que inmenso dolor!. Toda esa extraña molestia le orbitaba las células, haciéndole esclavo de ese pelinegro, que todavía dormido, se removía exhalando suspiros ante tales caricias.

Y de un momento a otro como un acople perfecto sus labios se sintieron, el artista le beso con paz y temor, sin moverse, procurando no despertarle ya que eso solo ocasionaría un caos. Con inquebrantable pasividad le toco la piel (temblando) comenzando por su torso desnudo, delineando el chato estomago que le brindaba morada a sus lagrimas. Ese fue su escondite acorralado entre la vergüenza de saberse tan débil, sintiendo lástima de sí y explotando ahora su desesperación, solo para hacerle quedarse tieso como un saco muerto, rodeando la estrecha cintura en donde oprimía sus pecados.

Gimoteante en el dolor y la desgracia.

-nghhh… - un leve quejido le asustó.

Miró aterrorizado la expresión del modelo unos segundos para luego besarle los labios y salir de la cama. Vistiéndose apresurado y marchándose inmediatamente. Necesitaba hablar con alguien. Y con ese rostro confidente en la mente es que salió del departamento.

Caminó entre el bullicio del hotel que seguía sin electricidad… ¿Qué horas serian? Su reloj marcaba las 4:42 de la madrugada aunque juzgando por el brillo de la luna pareciera que serían las 10 de la noche. Miró con una sonrisa a los empleados corriendo de aquí para allá tratando de satisfacer alguna urgencia de los huéspedes, y es que resultaba hasta gracioso que un lugar con tal lujo sufriera ese penoso incidente. Una curvatura en sus labios y de nueva cuenta vio el goteante cielo chispear. ¿Qué más daba?

Salió con calma mojándose al instante en que hizo contacto con el exterior, tal vez un poco aliviado al sentir la humedad sobre su cabeza, tan perdida como ese negro cielo. Caminó entre el ruido de la concurrida madrugada.

Bocinas. Bocinas. Bocinas. Bocinas. Bocinas. Bocinas.

¿Acaso nunca había silencio? Claro. Estaba en una metrópoli aunque lo hubiera olvidado.

Y sus dedos se movían solos sobre las teclas, sentándose mientras en una banca cerca de allí, justo en la pequeña plaza situada frente al hotel.

Ring…Ring…Ring…Ring…

-Diga?... – una voz somnolienta se escuchó del otro lado de la línea.

-… -

-Si? Quien habla?... Hola?... –

-……………– ¿tan lastimado estaba que ni siquiera podía hilar silaba? Cielos! Ese vacío inmenso seguía consumiéndole.

-Yunho? YUNHO!! Contesta! Que sucedió? Yunho!! –

-Puedes venir? … estoy frente al hotel… -

-Yunho… amigo… que sucedió?... –

- Por… favor… -

- En 15 minutos estoy allí … - fin de la llamada. Con toda prisa salió de la cama, preocupado, entumecido, triste al escuchar a su amigo en ese estado. Todo ante la atenta mirada de su pareja, que bajando el rostro solo pudo dejar un casto beso sobre sus labios y desearle lo mejor a donde sea que fuera, el sabia que Jaejoong estaba atrás de todo eso. Y también se sentía culpable.





Fueron minutos tan largos esperando por aquel quien le ayudaría a desahogarse. Porque ya no podía mas… pero, su llanto se mezclaba con la lluvia y no resultaba tan penoso. Podía decirse que era libre en ese aspecto. Suspiró al ver como un taxi paraba frente a él, vio como Jonghun pagaba al chofer para luego abrir su paraguas, salir y caminar hacia él. Mirándole con tristeza. Mas dolido incluso al contemplar de esa forma a ese que además de su mejor amigo, es su modelo a seguir.

- Dime que sucedió…- preguntó mientras apoyaba el rostro de Yunho sobre su pecho, apartando con sus pulgares las lagrimas que para él, no pasaban desapercibidas.

- No lo sé… no sé lo que sucede… él duele Jonghun… Jaejoong duele mas que nada. –

En los buenos y malos momentos se descubren los verdaderos amigos y esa paz llamada amistad le inundó hasta el borde, porque la calida brisa inexistente en ese lugar le acariciaba con tristeza y dulzura.

- Ya…ya… cuéntame bien que es lo que pasó. Desahógate Yunho. Estás muy lastimado y si sigues así los pedazos de tu corazón jamás volverán a recomponerse. Serás como una copa de frágil cristal rota que nunca podrá ser como antes. – musitaba admirando la oscuridad de la noche al repartir caricias sobre los mojados cabellos. También sintiendo un poco de ese dolor, recordando eso que duele, así como también se refugia en el corazón.

Es así. Cuando pasas o acompañas una mala experiencia todo lo malo alguna vez vivido regresa cual vaivén… es mejor así, se llaman adversidades, esas que se deben superar para que no nos entierren en el pasado. Un sollozo se detuvo en el silencio, Yunho le miró a los ojos antes de abrazarlo.

- Yo…hice algo muy malo… -







~~O*O~~









Alguien le acariciaba con dolor. Sentía como la molestia de humedad le descolocaba… ¿Qué era? ¿Quién era? Podía notarlo en su estomago, era como si alguien se hubiera aferrado a el para desahogar culpa alguna, pero…

Se sentía tan bien al mismo tiempo…

El había renacido, solo esperaba ferviente abrir sus ojos y verle el rostro, verle a los ojos, oír su voz. Por Dios!! Que fue todo lo que sucedió? Tan maravilloso y soñado para ser real, aunque sabía, sabía porque la presencia de los sentimientos de Yunho no desaparecía de su interior, le hicieron florecer de las cenizas y hundirse en la felicidad.

Un sentimiento extraordinariamente puro… Ya nada le interrumpe la mente porque sabe que se aman, ahora mas que nunca quiere olvidar todo y vivir un futuro esperado tanto tiempo. Junto a él. Junto a Yunho.

La lluvia aun más poderosa producía mucho alboroto al chocar contra el enorme ventanal seducido por la luz de luna. Fue así que comenzó lentamente a abrir los ojos con una sonrisa enmarcada y tal vez un poco vergonzoso, nada taparía la vergüenza que sentía por lo que hizo, por eso a lo que se atrevió luego de tantos años de espera. Y seguía diciendo que eran las hormonas. Patrañas! Sabia que encontraría el cuerpo desnudo de Yunho abrazado al suyo, y como un niño hambriento de felicidad le hacia sentirse como un bebé. ¿Qué pasaría? ¿Qué le diría?

Por Merlín!!! (Frase con la marca registrada de mi madre –Felina- si alguien en este mundo –el mundo online xD- todavía no leyó el “Hado Mítico” merece la pena de muerte, ser incinerado por un pokemon de fuego lentamente, sucumbir ante un poderoso impac trueno de Pikachu o peor aun Dx!! Ser violada por un homosexual como Yunho o Jaejoong >___> -yo quiero xD- espero que hayan entendido el mensaje =w=~#>_> xDDD)

Tenia tantas cosas que decirle, tanto por preguntarle, tantas ganas de tocarle y ser tocado de nuevo. Sentir eso que acababa de vivir.

Quería…Deseaba…Anhelaba…Mas!


Y quién le echaría la culpa? No había culpa alguna por la cual aguardar, no merecía ni el mas pequeño de los castigos por aquel pecaminoso pensamiento, el de desear a un hombre mas que a nada, incluso mas que a su propia vida. De pensar que el unir sus cuerpos fue lo mas hermoso del mundo. Y sentir ese amor fluir como nada. Porque ante todo, no hay pecado en ese gentil sentimiento, es algo que sabe y por lo cual no dará marcha a tras.

Y la pesadez en los ojos desaparece, juguetón y con las mejillas mas encendidas que nunca va tomando territorio en la cama pensando encontrar eso que ama, descubrir un poco mas en ese camino cosechado en la incertidumbre y la ignorancia de lo que vendrá, un camino sin vestigios previos. Pero nada le detiene, hunde en un no tan brusco movimiento su rostro en la suave almohada y lentamente va abriendo los ojos, palpando eso que es liso y asustándose tan solo un poco al no encontrar nada junto a él; y cuando al fin va a abrir sus ojos una pesadez le acompleja, ya que al hacerlo no lo ve y su mundo se hiela, tan frío como el gélido latir de ese antiguo corazón.

No esta… No esta… Él…

Su puño se cierra y la lagrima es apresada con pudor, respira lentamente enmarcando una sonrisa, una sonrisa que al convertirse en carcajada quiebra con facilidad el silencio, pero eso no le incomoda, seguramente Yunho estará rondando por ahí, seguro despertó antes y ahora intenta responder las misma preguntas que se juntan en su cabeza, seguro que intenta detener el poderoso latir de sus corazones enamorados, eso es seguro.

¿Cierto no?

Yunho esta allí, no le ha dejado, Yunho aparecerá y le dirá que le ama… le abrazará, le besará y le reconfortará entre sus brazos.

Se sorprende no lo negará, Yunho se caracteriza por enfrentar las situaciones como él líder innato que es, tenia pensado que le esperaría en su sueño, que le dedicaría la primer sonrisa del día y eso le desilusionó, pero… Nada borraría esa sonrisa en el silencio, porque aunque no se escuche movimiento alguno en todo ese departamento, él sabe, el sabe que Yunho vendrá a buscarle, él lo sabe y esperará.

Con ágiles movimientos logra incorporarse sin darle mucha importancia al efímero dolor en su baja espalda, juntando sus piernas aun dentro de las sábanas y aforrándose de ellas, hundiendo su rostro, esperando…

Solo esperando a que Él lo busque, a que él le saque los fantasmas de la mente.

Era totalmente imposible que le haya dejado solo allí, es imposible que haya huido de sus sentimientos como un cobarde, Es imposible que eso este sucediendo.

Totalmente imposible.

-Estupido Yunho! mil veces estupido!... –



Que era eso? El dolor no menguó la herida y esta nuevamente sangraba, de ella salían muchas cosas, pero principalmente una sobresalía.

La decepción…





~~O*O~~


Pero como podía explicarlo, él estaba arrepentido, las gotas le lastimaban y limpiaban al mismo tiempo en que los brazos de Jonghun le acariciaban con fraternidad y le hacían sentirse mejor. Había algo que no encajaba, y un sentimiento oscuro le aprisionaba el corazón, como si las suplicas de alguien mas le llamaran y aunque sordo, el no quería escucharlas. Como demonios detenía todo esa confusión?

Estupido Yunho! Mil veces estupido! Se decía a si mismo, pero mas allá de todo, aun no era capaz de dejar de llorar.

- Qué es eso tan malo que hiciste, si no me lo cuentas nunca podré saberlo, aunque se de sobremanera que tiene que ver con Jaejoong. –

Y nada… Los minutos pasaban rápidamente, uno… dos… Tres… y nada…

Como le decía, como se explicaba así mismo lo que sucedía, su mente permanecía en blanco y toda la desesperación se refugiaba en el pecho de su amigo que a pesar de los interminable minutos bajo la lluvia esperaba a que sea Él quien hable.

- No sabía que sucedía Jonghun, él solo estaba allí todo empapado, no quería mirarme, no quería que le tocase, incluso rechazó mi abrazo. - comenzó con esa especia de dejavu que le dolió aun mas. – No sabía que hacer y él solo se rehusaba a mirarme, allí… tan hermoso como nunca él no quería mirarme, llegué a creer que me odiaba y eso hizo que me maldiciera a mí mismo… - Esas manos amigas otra vez le acariciaban ante la sorpresa de sus brutales palabras… - Le grité y se asustó, le miré con furia y se asustó mas, le… - silencio incomodo… - con brusquedad lo arrastre hasta el baño para mojar ambas mentes y tratar de espantar la esclavitud de sus palabras, mas esto nunca pasó… él solo… él solo me besó, y nos besamos… y… Lo amo tan… tanto… -

Recordó… recordó los espasmos, los susurros, sus respiraciones entrecortadas recurriendo al poderoso sabor de la victoria, el placer de tocar y saborear su piel de miel que ya sentía extrañar, tanto así como esas pupilas con el violeta de un vino, con toda la adicción de la ancestralidad de la cual no puedes salir. Todo eso que le recordaba a Jaejoong, a ese el cual yacía indefenso en aquella solitaria habitación, su testigo.

- Entonces ustedes… sucedió?... – el silencio le contestó y su libido pareció desbordar en un ataque de furia y reproche; en un complejo hacia su amigo al cual no conocía en ese momento, es que no podía entenderlo.

Le obligó repentinamente a subir su mirada y observarle con fiereza, tenia muchas cosas que decirle, tenia muchas cosas que aclararle a ese confundido ser que escapando de sus miedos cometía el peor error de su vida.

- Y qué crees que estás haciendo? que mierda piensas de todo esto Yunho?… - enorme sorpresa en el otro, que pasmado no asimilaba esas palabras con estupor y maldad. – qué piensas que ganarás llorando como un niño en mis brazos mientras en esa habitación alguien seguramente llora tu cobardía. La verdad que no puedo creerte, pensé que serías mas sensible pero veo con lastima que el miedo te consume… que estás tan preocupado en eso que pensabas jamás sucedería y a lo que ahora le huyes como perro. – lo sentía, esa opresión en el pecho, la verdad pugnándole con gravedad y su mente aclarándose a los golpes de esas palabras que lejos de dañarle, le hacían recapacitar en su casi irreparable error. – no eres tú, no eres el amigo que admiro, no lo eres. Maldita sea Yunho! como te atreves a escapar luego de lo que sucedió, él necesita de ti, él está mucho mas lastimado que tu, porque alimentaste su ilusión y no te das cuenta de que la estás rompiendo en pedazos. Espero que no sea demasiado tarde.-

Las gotas ya no dolían, porque a pesar de estar frías se fundían con la soledad y tibieza de sus lagrimas, porque llorando terminó por arder en la verdad que a su alrededor especulaba en su contra. Porque ahora, sus ojos estaban abiertos, porque ahora, su voz pedía a gritos llamarle… porque ahora, ya no está confundido…

- Yo… lo sé… lo entiendo Jonghun, él me espera.- el agua contorneaba esa peculiar sonrisa de dolor y alivio; podía ver la luz y gracias a todas esas palabras ahora mas que nunca correría de los fantasmas. Ya no más. Ahora era el momento preciso para acabar todo aquello, correría a sus brazos y mirándole a los ojos le diría todo lo que siente. Lloraría y le besaría aun mas fuerte.

- Gracias… - fue lo único que pudo susurrar entre el ruido y el espamento ya que su mirada le retribuía todo lo que debía, con una sola de sus miradas le dijo a Junhgun que le agradece eternamente y que ninguna palabra en el mundo tendría tanto mérito.

Y sintió como el alivio le recorría, ya no tenía nada mas que hacer ahí, los dejaría solos que arreglen los malos entendidos y se regocijen en eso que sienten y acaban de descubrir. Porque a él también su capricho le espera. El que aguarda cada noche entre sus sabanas y le regala dichas sin fin. La persona por la que pelea día a día en el terrible mundo lleno de rencores y hostilidades.


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Qué haría ahora? Se preguntaba a medida que subía los escalones tan amplios como la amargura en su pecho, como hacía para remendar el terrible error de dejarlo solo, abandonado y con la ilusión hecha pedazos. Ahora que piensa con claridad es una de las cosas que no puede responder… ¿Cómo? No lo sabía… ¿Tratar de recurrir a las caricias? ¿A los besos? ¿ a las palabras? Lo intentaría, mas esto no tenia escape si tras esas puertas las lagrimas de su ángel fluyen, porque verlo llorar es la peor de sus debilidades.

Contiene el aire a medida que algo de claridad guía sus ojos, acaso paso tan rápido el tiempo? La lluvia no se escuchaba y aun muy lejos de amanecer podían solo notarse unos matices del alba que bañaba su angustia con algo de tranquilidad ínfima. Pues basta de escapar, ya era tiempo del desahogo, de vivir su amor y no escapar a él como bien lo han estado haciendo desde que se conocen, por miedo, gracias al maldito miedo de perder lo que mas ansían, no dándose cuenta que su egoísmo al sacrificar su amor por la mágica amistad les estuvo consumiendo en todos esos años.

Su mente se aclara al entrar al apartamento del que huyó como cobarde, encontrándolo en total silencio, pensando que quizás por bendición Jae no se habría despertado y el cielo le otorgue la oportunidad que siente ha perdido, no obstante inmediatamente se sobresalta, el latir apresurado regresa a su pecho incrustándole pánico, escucha unos pasos, su cuerpo se entumece y sus extremidades no responden, porque allí sus ojos se encuentran, porque ya nada está tan oscuro como el abismo en su interior y porque ni siquiera la lluvia le priva de sus latires desbocados como para acallarle.

Jaejoong se encuentra en el marco de la puerta mirándole fijamente, con dolor y angustia, con repruebo. Pero aun en lo extremo de la situación el se muerde el labio inconcientemente al contemplar esa camisa suya que cubre hasta poco mas debajo de sus nalgas, delineando su cintura y mostrando descaradamente sus piernas que caminando con dificultad le atraen nuevamente a la realidad, a la desesperación.

Allí lo mira fijamente esperando una excusa estupida por la cual perdonarle y tirarse a sus brazos porque le necesita, porque sin él se siente morir, porque el cuerpo le duele horrores pero más el alma, más el corazón y más su indiferencia.



Se pregunta a sus adentros intimado por la vista baja del moreno, quien callado no es capaz de formular una buena excusa, ni siquiera capaz de moverse hacia él para abrasarlo, para besarle o mejor aún, para susurrarle un simple “Perdóname”. Y mueve lentamente los hilillos de cabello de su frente queriendo tapar sus pupilar que con lentitud se humedecen, bajando también la vista para que su tristeza desfile y preguntarse por milésima vez interiormente el Por qué es que le sucedía eso, por qué Yunho no le brindaba la seguridad que necesitaba, esa que no le deje caer en la oscuridad del dolor, en lo profundo del abismo.



Y es cuando sus pasos se sienten en el silencio haciendo que el pelinegro se precipite a levantar el rostro para verle acercarse a él, con dolor pero con decisión, dispuesto a decirle algo esperado, dispuesto a formular una excusa a sus acciones.



Sus manos le sienten, las acerca a su rostro para acariciarlo sintiendo de inmediato los temblores, la fuerza con que cierra sus ojos, la fuerza con la que contiene sus lágrimas. Es cuando decidido no hace mas que apoyar la fragilidad del cuerpo de Jaejoong sobre la pared frente a ellos y abrazarlo tan fuerte como puede, asustándole pero haciendo que rápidamente se aferre a él sin miedo. Tratando de no asustarlo y poder decirle eso que cree, le hará bien.

- Ya no puedo más… - es lo único que susurra sobre su oído, sobre la piel de su cuello, sobre sus labios al acercarse a besarlos, un beso que es correspondido y aunque torpe, cura sus almas. – soy un estupido, no tengo derecho a recibir tu perdón. Aunque mas que nada, tengo miedo. Miedo a lo que siento. – su voz cada vez mas débil, sus ojos cada vez mas húmedos.- Este amor me esta consumiendo, sin embargo está mas claro que cualquier otra cosa. – se separa solo un poco, mirándole a los ojos y deteniendo el tiempo, buscando la aprobación de un destino incierto, buscando respuesta a sus preguntas que como antes, ya no necesitan ser replanteadas.- déjame amarte, dame una oportunidad de hacerte feliz Jaejoong. Solo quiero olvidarme de todo y mirarte solo a ti, perderme en tus ojos y sentir tu corazón junto al mío.-

No son necesarias más palabras, él no sabe que decir, solo aferrarse mas y soltar una pequeña lagrima que destapó ese nudo en su garganta. Sintiendo sus piernas flaquear ambos cayeron suavemente al suelo aun abrazados, disfrutando de esa calidez que les desbordaba las ideas… Por qué todo parecía desaparecer? Todo aquel dolor, aquella tristeza, la desconfianza en sí mismos. Era cosa del pasado… en sus mentes solo la otra persona aparecía, ansiando el momento en disfrutar todo lo que desean y seguir adelante juntos, unidos contra todas las adversidades que saben, están muy cerca.

Una melodía renace desde donde nadie sabe, Yunho siente la música turbar sus oídos pero esta vez con calma, una suave brisa le sabe a rosas cuando los labios del otro le apresan, cuando el dulzor de sus palabras se pierde en el olvido al saborearle, tan característico como lo que sintió hace horas atrás, no obstante, ya no había fantasmas, solo ellos dos y sus abrazos, besos y sonrisas. Solo el amar fluyendo desde lo mas puro de sus corazones, ese amor insatisfecho que necesitaba demasiado para reponerse,

El pelinegro sujeta sus manos en un intento inconciente entrelazando sus dedos, separando sus labios y aforrándose más a él, hundiendo su rostro en el cuello del moreno, sorprendiéndolo, instándolo a descubrir que es lo que siente.

- Que sucede Jae… - pregunta con un tono despreocupado, pareciera que todo se hubiera reconstruido mágicamente y ahora ellos parecieran dos personas destinadas a estar juntos, tan tranquilos como el silencio que les rodea. Acaricia sus cabellos, esperando su respuesta, dándose tiempo a entenderle y a no presionarle. Demostrarle que desde ese momento viviría por él, escuchándole, comprendiéndole, amándole.

- Me duelo Yunho… - un atisbo no es suficiente para entenderle, el menor se separa solo un poco, tomándole una mano y dirigiéndola a su pecho, posándola sobre él. cierra sus ojos con cuidado apuntando hacia el frente, sonriendo un poco. Mas pacifico que nunca. ¿En que momento todo comenzó a sentirse tan natural y reparador? – Mi pecho Yunho, mi pecho duele. – ambos allí, nada mas…

No sabe que decir, una sonrisa escapa sin chistar aunque parezcan dos tontos enamorados, y es que así se siente, está tan enamorado que cree que nada podría borrar esa felicidad ni ensuciarla. Todo esta solucionado, o por lo menos el lo cree así. Mantiene su mano sobre el pecho del pelinegro, tan frío y descuidado que da miedo; siente sus latidos, un poderoso latir. – Lo siento…- habla el moreno - esto es mi culpa cierto? … todo este tiempo fue mi culpa… tus males, tus dolores, tus lagrimas…- apoya sus frentes una con otra, cerrando también sus ojos y disculpándose con él.

- También fue mi culpa… tus males, tus dolores, tus lágrimas… Perdóname Yunhie…- ambos sonríen levemente.

Atrapa sus labios al fin con decisión, queriéndose levantar y siendo ayudado por el moreno, le besa unos instantes con lentitud y firmeza, instándolo a escuchar los gritos de su interior, caminando ambos hasta la habitación que les espera; fiel testigo y silenciosa guarida para su deseo que renace sin extinguirse, como debía ser desde el principio. Otra vez confidente del poderoso correr de pasiones inocentes que descubren recién lo que es amar. Lo que es fundirse espiritualmente.

- Quiero esto… Lo deseo mas que nada… - le mira fijamente tocándole una mejilla, advirtiéndole que ya no debe temer, que todo está bien y seguirá siendo así.

El moreno sonríe recostándolo con suavidad sobre la cama, sonriendo ambos antes de comenzar con el primer beso. Esta vez nada seria escondido.

Ambos estaban seguros de ello…




CONTINUARA...




fiuff costo mucho este capo u__U se que se me va la mano con la angustia sin embargo es necesario para esta historia que tanto amo, y en la cual aplico todas mis neuronas xD!
Besos y hasta la proxima ^^

3 ♥Comentarios♥ :

Zoy dijo...

OHH Mirai!!!!! wow!! te quedo super!!!!!
Por fin el Yunjae está bien..auqnue vaya que si la ramaron XDD

Zoy dijo...

corección...armaron XDD

nagatsuky dijo...

:d ya no hay mas actualizaciones :d
porfis continualo!!!! :h

:a   :b   :c   :d   :e   :f   :g   :h   :i   :j